Un Cincuentón y dos Millennials Viviendo su Primer Voluntariado
Desde hace cinco años que descubrí nuestras montañas, sus senderos, cascadas, ríos y páramos he tenido el privilegio y honor de conocer personas maravillosas que vibran y sienten como ninguno el amor y respeto por la naturaleza; su flora y su fauna, algunos de ellos me hablaron del voluntariado y siempre me causó mucha admiración por esta actividad.
Siento que la vida nos va llevando por caminos insospechados, pero al final es con un solo fin… encontrar nuestro destino final y que coincidencia; a nuestra Reserva Nacional de la Sociedad Civil la Casita Feliz; a través de nuestro aliado incondicional Conservación Internacional, fuimos citados al Colegio El Destino, de la Localidad 5 de Usme, nuestro vecindario en el Sumapaz, para dictar un taller con los amigos y socios de INVOCU (Invasor Ocupante) sobre la erradicación del Retamo Espinoso, plaga invasora que viene deteriorando nuestros ecosistemas en particular el Páramo mas grande del mundo, el Páramo del Sumapaz.
La convocatoria fue a traves de la Fundación Andi, y su proyecto Vamos Colombia Vamos. Con Jose Guerrero y David Felipe Diaz quienes crearon y diseñaron INVOCU madrugamos a la 5 am para preparar el taller y estar listos a recibir en la sede de nuestro otro gran aliado en este gran sueño y aventura del Ejercito Nacional de Colombia, quien nos facilitó sus instalaciones en el BITER (Batallón de Entrenamiento y Reentrenamiento Militar) donde llegarían nuestros voluntarios que provenían de diversas empresas afiliadas a la Andi (Asociación Nacional de Industriales).
Cuando llegamos, luego dejar todo preparado, el grupo de asistentes ya estaba en las graderías del colegio El Destino recibiendo, con un gran aplauso, a los campesinos de la zona. Luego de presentarnos y desde el primer momento se sentía la energía, una energía bonita como diciendo “aquí estamos, en que podemos ayudar estamos con el overol listo y las botas pantaneras puestas”.
La verdad siento que nuestro voluntariado era el más difícil, comparado con la siembra de lechugas, fresas, reforestación, pintura.
Nuestro grupo de “picados” como luego los nombramos debieron conocer el páramo en toda su esencia: frío, lluvioso, y como si fuera poco darse cuenta de la magnitud del daño que viene ocasionando el Retamo Espinoso en nuestros ecosistemas, una planta invasora que a primera vista se puede pensar ohhh que flor tan linda, pero resulta que esa flor tan linda tiene múltiples semillas que al tratar de erradicar la planta se esparcen con gran facilidad, por eso es necesario aplicar protocolos para su extracción, es un proceso manual donde primero se corta la flor, para “desnudarla” y ahí si cortar la espina que le da su nombre, por eso se deben tener todas la medidas de seguridad pertinentes, guantes de carnasa, gafas industriales, overol, botas de seguridad y las herramientas necesarias: palines, machetes, tijeras, polisombra.
Luego de unas horas de trabajo, nuestros voluntarios nunca bajaron la guardia, no se quejaron por el estado del clima, las picadas que causa la espina; a pesar de los guantes. Fue muy hermoso y gratificante verlos intercambiar experiencias con nuestros soldados que en este batallón en particular provienen de todo el país; la sociedad civil intercambiado con nuestros soldados, toda una experiencia de vida, esta fotografía siempre quedará en mi retina, y quisiera seguirla impulsando.
Otros dos momentos que marcaron mi experiencia de este voluntariado, fue al cierre del primer día, cuando Néstor Gómez, el gran líder de Vamos Colombia, les dijo: “es hora de dormir. Antes de hacerlo escojan a una persona que hoy marcó su vida, uno a uno varios de nuestros ‘alumnos” se acercaron para darnos un fraterno y largo abrazo, con un ‘marcaste mi vida, que tengas felices sueños”. Ahí sentí una vez mas que algo bueno hicimos y que vale la pena seguir soñando, por un país y un mundo mejor.
Al día siguiente cambio el grupo, pero no la alegría, las ganas de aportar y otro grupo de “picados” se ganó con creces su primera muestra de papel que logramos terminar al final del día para nuestros voluntarios. Esa noche luego de unas cortas palabras de David, nuestro Ecólogo, entregamos uno a uno su recompensa por el trabajo realizado. La mezcla de sentimientos es grande pues personas que acabas de conocer te felicitan, te abrazan, te desean lo mejor, y quedan dispuestos a continuar colaborando con en el proyecto.
Esta gran experiencia de vivir tan de cerca un voluntariado deja en mi corazón y mi alma otro gran aprendizaje: el ser humano es bueno por naturaleza, muy bueno diría yo; y el voluntariado saca lo mejor de cada uno. La solidaridad, el compromiso, la amistad y miles de virtudes que tenemos, pero que no dejamos salir. Cada uno de nosotros debería cambiar su estado de confort, aislarse por un par de días, donar su tiempo, sus conocimientos, su amor, sus abrazos y cariño. Estoy seguro que saldrán con una visión diferente de la sociedad, la humanidad y el paso que debemos tener en este planeta.
Este es un trabajo en equipo, el cual vivimos con mis compañeros en este viaje y cada cual se lleva su percepción; para Jose Guerrero, Diseñador Industrial “Nuestra participación en el voluntariado de la Fundación ANDI y su proyecto Vamos Colombia en Usme fue para todo un reto, pues dormir en las instalaciones del Colegio EL Destino y estar sometido a las bajas temperaturas de la zona y resistir el frío me hizo entender y valorar aún más el trabajo de nuestros campesinos. Además presentar nuestra idea a un público desconocido por primera vez, ver sus reacciones frente a lo que estamos desarrollando fue muy gratificante. En esta actividad vimos el compromiso que se tuvo con la desinfestación de retamo, tarea que no es sencilla o muy divertida pero que fue realizada con dedicación y empeño; estos son motivos que me llenan de orgullo, me alientan a continuar con INVOCU, desarrollar más alternativas que beneficien a las montañas, al Medio Ambiente, al agua, a nosotros como sociedad, al diseño, a la industria y el desarrollo local. Por eso al recibir comentarios positivos de otras personas como nosotros; soñadores, pero de diferentes profesiones y diversos campos, con quienes compartimos todo un fin de semana, es vislumbrar un camino en donde las posibilidades para cambiar están ahí, si todos aportamos un poquito, compartimos y nos ponemos en los zapatos del otro para defender lo nuestro unidos como colombianos”.
Para David Felipe Diaz, nuestro Ecólogo “participar en esta gran iniciativa de Voluntariado de la Fundación Andi y su actividad Vamos Colombia Vamos, fue una gran oportunidad para transmitir y visibilizar la gran problemática que viene afectando nuestros ecosistemas y que es tan compleja y difícil de erradicar . Compartir con los Voluntarios a quienes enseñamos como elaborar una hoja obtenida de Retamo Espiniso, logró que ellos dimensionaran todo el trabajo y dedicación que se requiere para su elaboración, y además que entendieran que su materia prima proviene de un arbusto denso, espinoso y muy agresivo, como el caso de Ulex-europaeus mas conocido como Retamo Espinoso, proveniente de tierras europeas. Este taller fue una gran inicio, nuestra primer ventana, pues tener el privilegio de contarle de primera mano a William Bruce Mac Master Presidente de la ANDI, nuestro emprendimiento, y ver su interés en el proyecto, es brindar a la sociedad la continuidad en los procesos de restauración y conservación de ecosistemas, en particular los páramos que hoy más que nunca merecen nuestra atención”.
Iniciativas como esta, donde se vinculan: las comunidades, la Industria, la sociedad Civil, el Ejército, los Medios de Comunicación, jóvenes emprendedores, son actividades muy valiosas, es la mejor manera de hacer patria y soñar con dejar un legado a nuestras nuevas generaciones. Como dice su Slogan “Vamos Colombia, vamos a cambiar la historia” es una hermosa experiencia, que bien vale la pena repetir y replicar por todo el país.